CARTA DE UN PROFESOR A SUS COMPAÑEROS DE CLAUSTRO
Y para muestra un
botón: ¿Quien no ha comentado nunca que tiene la sensación de estar trabajando
en una guardería que libera a unos padres que se desentienden de la educación
de sus hijos?; ¿quién no ha pensado nunca que para qué, si los alumnos no
quieren aprender nada y no les interesa?; ¿quién no ha comentado nunca que
determinados grupos étnicos minoritarios como los magrebíes, gitanos o
ecuatorianos no tienen apoyo en casa y vienen con un déficit importante que dificulta
el ritmo de clase?; ¿quién no ha comentado nunca que tiene dificultades para
atender a alumnos diagnosticados?; ¿quién no se ha quejado porque le es difícil
obtener colaboración de las familias?; ¿quién no ha pensado nunca que a pesar
de los desdobles y de los refuerzos de PT dichos alumnos llegan a 4º de ESO y
no se sabe si pueden titular o no porque apenas han avanzado nada?, etc.
Como veis son
cuestiones que de alguna manera a todos alguna vez se nos han pasado por la
cabeza.
Ahora bien, ¿qué hemos
hecho para resolver estos problemas?; ¿Ha funcionado algún plan de mejora de
los debatidos concienzudamente en claustros y COCOPES?; ¿Nos hemos preguntado
alguna vez qué quieren nuestros alumnos, sus familias y nosotros mismos como
docentes?. Hagámoslo, cerremos los ojos y pensemos cómo nos gustaría que sea
nuestro Centro, nuestras clases y nuestra relación con la comunidad educativa.
¿Ya?
¿Podéis comentar
algún sueño?, ¿Recordáis a algún maestro especial que tuvisteis?, ¿qué hacía
para ser especial?, y ¿alguno que fuese tremendamente malo?, seguro que
únicamente se nos vienen a la cabeza o los muy buenos o los nefastos, el resto
aparecen borrosos, o al menos a mi me ocurre eso.
Bien, llegados a
este punto y tras dialogar un rato quisiera llamar la atención sobre la
necesidad de llevar a cabo entre todos estrategias educativas que contribuyan a
superar las desigualdades que existen en nuestro Centro y a fomentar la
cohesión social, además de, ¿por qué no?, mejorar el rendimiento académico de
nuestros alumnos.
Pero para indagar
más en el qué queremos, además debemos preguntarnos ¿Cómo enseñamos?, y ¿Cómo
creemos que aprenden nuestros alumnos?.
Seguramente entre las respuestas encontradas nos
encontramos principalmente ante dos maneras de concebir la enseñanza y el
aprendizaje, basadas en planteamientos epistemológicos ya superados o bien que
no dan respuesta a las necesidades de la sociedad actual del siglo XXI.
Así por un lado, seguramente que muchos compañeros se
identifican con planteamientos del aprendizaje
tradicional basado en que se aprende lo que explica el profesorado, Es
decir que en el proceso de enseñanza el profesor es el único protagonista y
fuente de conocimiento, modelo diseñado para un contexto concreto, el de las
sociedades industriales del siglo XIX. Pero, nosotros hemos nacido en el siglo
XX y nuestros alumnos en el XXI, ¿no?.
Por otro lado, muchos de nosotros seguramente seguimos
asumiendo los planteamientos que estaban en boga al implantarse la LOGSE, es
decir el del aprendizaje significativo,
que consistió en poner
el acento en el alumnado y su actividad mental, es decir a través de la
asimilación, acumulación y memorización de datos de forma pasiva. Dentro de
este modelo, la función del profesorado ya no es la de proveer conocimientos,
sino la de asegurar que los estudiantes relacionen de forma significativa sus
conocimientos previos con otros nuevos, entendiendo el aprendizaje como un
proceso individual de construcción de significado que se da de forma diferente
en cada alumno o alumna ya que cada uno de ellos parte de unos conocimientos
previos y una predisposición diferente ante el aprendizaje. Algunos problemas
que se derivan de este tipo de aprendizaje basado en teorías constructivistas
han sido el no asegurar una igualdad de oportunidades para todos, ya que este
diseño viene condicionado por el contexto en el que se desarrollan los alumnos,
que puede ser mejor o peor.
Llegados
a este punto comentar que sendos modelos están ampliamente superados por la
comunidad científica. Entonces ¿por qué seguimos insistiendo en ello?, no
quieren caldo y les damos dos tazas y por mucho que nos esforcemos el fracaso
escolar sigue siendo del 30 %, las familias no se muestran muy cooperativas,
los alumnos desmotivados van en aumento, los problemas de conflictividad están
presenten en mayor o menor medida y ocupamos el último lugar en muchos ranking
de los cuales solo nos cabe la resignación.
¿Por
qué no aceptamos la ayuda que nos tiende la comunidad científica?, conozcámosla
y empecemos a desarrollar nuevas estrategias, de la misma manera que si un
médico nos ofrece un nuevo fármaco probado que es más eficaz no rehusamos a
tratarnos con él.
La comunidad científica desde los años 80 aproximadamente
reconoce que no todo se puede explicar a través de la conducta observable, ni
tampoco a partir de los procesos cognitivos que suceden dentro de la mente
humana. Debemos tener en cuenta el contexto sociocultural en el que se
desarrolla nuestra actividad, así como los valores y el tipo de comunicación
que se produce en él, ya que con iguales curricula
en unos Centros aprenden más que en otros.
Por tanto, la
clave del aprendizaje parece residir en la comunicación, en la interacción y en
la comunidad cultural donde se aprende y nos desarrollamos.
Aquellos centros que han tenido estos aspectos en cuenta,
más de 200 en España y otros tantos fuera de nuestras fronteras, están teniendo
éxito en
cuanto a la mejora del nivel académico, la convivencia y la participación de
familias y colectivos del entorno. Dejemos de basarnos en meras conjeturas, en
suposiciones o en nuestra propia intuición y asumamos aquellas actuaciones que
funcionan y que cuentan con el respaldo de la comunidad científica.
Recordad
estas palabras clave: dialogo, cultura y comunidad como
elementos esenciales de los que depende cualquier sociedad del aprendizaje.
La propuesta es
ambiciosa sí, ya que no solamente estamos hablando de planes de mejora
académica, sino de transformar nuestro Centro y su entorno, que éste sirva de
modelo cultural de referencia de la localidad, donde los problemas de
aprendizaje se resuelvan con la ayuda de un profesor, un alumno o cualquier
ciudadano cercano. Es decir que debemos intentar en clave simbólica quitar las
vallas del instituto, darle una mano de pintura y reconvertirlo en un espacio
alejado de esa idea carcelaria o de “guardaniños” que tienen muchos de nuestros
alumnos y de sus familias. Aquí
se viene a disfrutar aprendiendo y a colaborar y cooperar entre sí, parece
idealista, pero ya hay muchos que han dado el paso y nos pueden ayudar a creer
en ello.
Así pues, más que tratar de que nuestros alumnos acumulen
información, vamos a enseñarles a procesarla, más que la experiencia subjetiva e individual, debemos de dar
importancia al diálogo y a la interacción constante con una enorme
multiplicidad de agentes y recursos, entre los que se encuentren tanto las
familias como aquellas personas de la localidad que estén dispuestas a aportar
su granito de arena (voluntariado).
En
definitiva, fomentemos la curiosidad por aprender en colaboración con toda la
comunidad educativa, abramos las puertas e incorporemos metodologías
interactivas donde los alumnos cooperen entre sí y hagan suyo lo que se
construye en comunidad, y contemos para ello con la herramienta del lenguaje.
Para
tal fin, y concluyendo, quisiera presentar este modelo de aprendizaje dialógico a partir de los 7 principios que lo definen:
Diálogo Igualitario, Inteligencia cultural, Transformación, Dimensión
instrumental, Creación de sentido, Solidaridad, Igualdad de diferencias. ¿Qué
quiere decir todo esto?.
1-
En
primer lugar, asumamos que el diálogo
sea siempre igualitario,
teniendo en cuenta todas las intervenciones y aportaciones a partir de las
argumentaciones dadas. Aquí nadie impone su criterio sobre nadie, la democracia
se enseña ejerciéndola, tanto en las aulas, como en los claustros o reuniones
con familias.
2-
El
segundo principio es el de la inteligencia
cultural. ¿Nunca nos hemos preguntado las limitaciones y barreras que
suponen los diagnósticos en base al CI de un alumno?. ¿De verdad estos alumnos
están limitados y no pueden aprender más?, que raro, yo tenía entendido que el
aprendizaje se construye, no se nace sabiendo más o menos. Efectivamente hay
que ir más allá de las limitaciones de la inteligencia académica cuantificable
a partir de este tipo de pruebas e integrar un enfoque más plural que tenga en
cuenta también la inteligencia práctica, así como la inteligencia comunicativa.
Las habilidades comunicativas junto a la ayuda de otras personas son fundamentales
a la hora de resolver problemas que inicialmente un alumno por sí solo no
sabría hacer frente. Reconocer la inteligencia cultural implica tener en cuenta
capacidades que pueden transferirse al contexto escolar y enriquecer los
procesos de enseñanza y aprendizaje.
3-
En
cuanto a la transformación de
nuestro Centro, hay que partir de la reflexión planteada líneas atrás: Las
medidas de atención a la diversidad que llevamos desarrollando incansablemente
desde hace mucho tiempo, ya sean agrupamientos flexibles o adaptaciones
curriculares individuales o grupales por niveles de aprendizaje no funcionan,
además de generar focos de exclusión e incluso de marginación. La respuesta no
está en sacar al alumno del aula o en ponerle un trabajo aparte, sino en integrarlo
en Comunidades de Aprendizaje que le ayuden a mejorar su rendimiento. Por
nuestra parte no tenemos nada que perder, la mejora apenas se nota con los
procedimientos habituales, probemos alternativas contrastadas para no seguir
reproduciendo las desigualdades sociales en nuestro centro educativo.
4-
Atendiendo
a las teorías de los déficits, ante situaciones problemáticas de exclusión
social, se ha tendido a priorizar en determinados aspectos como la higiene, el
afecto, etc., relegando a un plano secundario el aprendizaje de los elementos
del curriculum. Así es, en lugar de dar más a quienes más lo necesitaban, y
ofrecer una educación inclusiva, se ha tendido a dar menos a los que más lo
necesitan. Es por ello, por lo que debemos ocuparnos de la dimensión humanista
y de la dimensión instrumental al
mismo tiempo, y en este sentido los grupos interactivos se presentan como una
alternativa en la que se pueden trabajar y reforzar al mismo tiempo todos estos
aspectos.
5-
En
lo referente a la grave desmotivación que muchos de nuestros estudiantes sienten
al no encontrar el sentido por ir a
clase, decir que tiene lógica en muchos de esos casos, ya que no se sienten
escuchados ni pertenecientes a un proyecto que les tenga en cuenta. El sentido
se crea cuando se tratan igualitariamente las aportaciones y las diferencias
culturales o lingüísticas, cuando el alumnado siente que la escuela reconoce y
refuerza su propia identidad y sus proyectos de futuro, además de cuando saben que
están aprendiendo mucho y contenidos importantes.
6-
El
valor de la solidaridad también ha
de tenerse muy en cuenta a la hora de iniciar Comunidades de Aprendizaje, ya
que el trabajo colectivo bajo un mismo objetivo implica la cooperación y el
prestarse ayuda mutua, que no la mera competencia o la imposición de los
intereses individuales de un miembro de la comunidad educativa.
7-
Por
último, es necesario que todas las personas independientemente de su origen,
cultura, creencia, etc., estén incluidas, y sus voces sean tenidas en cuenta. No
consiste en conseguir un tipo de igualdad homogeneizadora, ni tampoco una
diversidad desigual, sino en tratar de ofrecer los mismos resultados desde la
propia diferencia cultural. Si todos tienen los mismos objetivos,
independientemente de sus diferencias culturales, la educación garantizará la igualdad de oportunidades y para ello
las Comunidades de Aprendizaje a través del aprendizaje dialógico e igualitario
deberán superar los elementos de exclusión basados en el estatus social del
alumnado y sus familias.
Para
concluir, agradecer la escucha (o lectura) activa y el debate constructivo aquí generado,
espero que nos sirva como punto de partida a la hora de ambicionar una mejora
sustancial para nuestro Centro y su entorno. Hay alternativas, contamos con experiencias
que nos pueden ayudar, ahora solo hace falta que esos sueños de los que
hablábamos a comienzos de esta reunión (virtual) que hemos mantenido se hagan realidad y
trabajemos juntos por una educación de calidad e inclusiva. Elevemos nuestra
propuesta a familias y alumnos, busquemos la colaboración de vecinos e
instituciones municipales.
Hay motivos para la esperanza.
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