Soy profesor de secundaria en un instituto de Alicante, e imparto la asignatura de Educación Para la Ciudadanía. En mis clases trabajamos los derechos humanos, el respeto y la tolerancia hacía otras culturas y formas de pensar, la igualdad entre sexos, etc., y en definitiva construimos solidaridad, tolerancia y espacios de libertad, intentando que cada alumno/a aprenda a pensar por si mismo.
Por ello, pido perdón, ya que me dicen que adoctrino, que hablo de la existencia de diferentes modelos de familia, que pido respeto hacía otras formas de pensar o de entender la sexualidad, y esto no se puede tolerar en un país con una democracia bien madurada en barriles de
madera durante treinta años.
A partir de ahora, trataré de no ser tan osado y de ganarme un lugar en el cielo, por lo que impartiré Educación Cívica y Constitucional.
Así pues, les enseñaré qué es la democracia, aunque no se si es pecado decirles que ésta no solo consiste en votar cada cuatro años.
Hablaremos de igualdad, aunque no se como podré explicar que las mujeres cobran menos sueldo que los hombres por el mismo trabajo.
También les inculcaré tolerancia, aunque igual descubren que la culpa de todo no la tienen los inmigrantes.
Insistiré en qué valoren nuestra constitución, aunque no se si entenderán que ésta se puede cambiar mientras estamos de vacaciones sin pedir opinión a la ciudadanía.
Y cómo no, les explicaré qué es la justicia, siempre y cuando cuenten con un buen abogado, claro.
Respecto a la soberanía popular citada en nuestra carta magna, obviaré que los mercados nos la compraron hace ya un tiempo, insisto en que mi objetivo es ser un buen profesional y mejor ciudadano.
Me portaré bien, daré todo el temario, aunque cuando mis alumnos cuenten en casa todo lo que han aprendido, quizás me vuelvan a cambiar el nombre de la asignatura y a considerarme un pecador sin escrúpulos, además de reincidente.
Hasta entonces seguiré al pie del cañón en esta profesión, a mi modo de ver, la más bonita del mundo y la que más me llena, mientras seguiré escuchando a través de los muros de la clase de al lado la
banda sonora de la película “La pasión de Cristo”, no recomendada a menores de dieciocho años, pero “muy pedagógica y apropiada” en un centro educativo, doy fe, que digo dogma de fe, eso si patrocinada por todos los contribuyentes, estén adoctrinados o no.
Por ello, pido perdón, ya que me dicen que adoctrino, que hablo de la existencia de diferentes modelos de familia, que pido respeto hacía otras formas de pensar o de entender la sexualidad, y esto no se puede tolerar en un país con una democracia bien madurada en barriles de
madera durante treinta años.
A partir de ahora, trataré de no ser tan osado y de ganarme un lugar en el cielo, por lo que impartiré Educación Cívica y Constitucional.
Así pues, les enseñaré qué es la democracia, aunque no se si es pecado decirles que ésta no solo consiste en votar cada cuatro años.
Hablaremos de igualdad, aunque no se como podré explicar que las mujeres cobran menos sueldo que los hombres por el mismo trabajo.
También les inculcaré tolerancia, aunque igual descubren que la culpa de todo no la tienen los inmigrantes.
Insistiré en qué valoren nuestra constitución, aunque no se si entenderán que ésta se puede cambiar mientras estamos de vacaciones sin pedir opinión a la ciudadanía.
Y cómo no, les explicaré qué es la justicia, siempre y cuando cuenten con un buen abogado, claro.
Respecto a la soberanía popular citada en nuestra carta magna, obviaré que los mercados nos la compraron hace ya un tiempo, insisto en que mi objetivo es ser un buen profesional y mejor ciudadano.
Me portaré bien, daré todo el temario, aunque cuando mis alumnos cuenten en casa todo lo que han aprendido, quizás me vuelvan a cambiar el nombre de la asignatura y a considerarme un pecador sin escrúpulos, además de reincidente.
Hasta entonces seguiré al pie del cañón en esta profesión, a mi modo de ver, la más bonita del mundo y la que más me llena, mientras seguiré escuchando a través de los muros de la clase de al lado la
banda sonora de la película “La pasión de Cristo”, no recomendada a menores de dieciocho años, pero “muy pedagógica y apropiada” en un centro educativo, doy fe, que digo dogma de fe, eso si patrocinada por todos los contribuyentes, estén adoctrinados o no.
Mario, soy Pepe Oliver, totalmente de acuerdo con tu entrada. Me he permitido ponerla en mi blog, espero que no tengas problema, si así fuera me lo comentas y la retiro. Gracias, Mario.
ResponderEliminarMi blog se llama.
ÉTICA Y CIUDADANÍA
Pues sí, a mí también me hicieron ayer la misma pregunta, aunque no con tanto entusiasmo. Pienso igual que tú, pero la asignatura se construyó en su momento de forma errada (aunque casi todos los contenidos están más allá de toda controveria ideológica), y ahora se pagan esos errores políticos. Por otro lado, es una asignatura de la que se habla sin saber prácticamente qué se hace en ella, y resulta est
ResponderEliminarúpido ver cómo el debate educativo vuelve a girar en un nimiedad semejante.
Un saludo
Angel.