Profundizando en las raíces de lo que somos ahora, allá por la Edad del Hierro (I Milenio a.C.), los hombres sabios de la comunidad, los druidas, se encargaban de recopilar el conocimiento memorizando versos sagrados que serían cantados por los bardos. Del mismo modo, en el mundo mediterráneo, aquella tradición oral sería recogida por escrito en la obra de Homero, no existiendo habitante del mundo conocido entonces que no escuchase atento la lectura de los héroes griegos.
Siendo conscientes de
que nuestro sistema educativo navega hacia la deriva, a los docentes no nos
queda otra que dejar la psicoterapia de la cafetería y pasar a la acción. Nuestras
herramientas serán los libros, no se requiere de enchufes ni de pantallas
táctiles, solo de unos papeles que alberguen en su interior todas las
cualidades que refuerzan y desarrollan la mente o alma de las personas.
Y es que resulta
evidente que la comprensión lectora de nuestros alumnos es cada
vez más baja, apenas se lee, aunque teóricamente la tasa de analfabetismo sea
prácticamente inexistente en nuestro país, lo suficiente para escribir un tuit
con emoticonos incorporados, supongo.
En las últimas décadas hemos
ido llenando las bibliotecas de los centros educativos, pero esto no se ha
visto correspondido con el aumento de demanda de lectura. Los libros han
acabado siendo un mero atrezo, quedan muy bien en las estanterías, pero no les
sacamos partido.
Por otro lado, parece que únicamente los departamentos de lenguas
obligan a leer, realizando un examen de lectura al final del proceso del que no
resulta muy complicado salir del paso.
Libro de cabecera de una maestra de 1925, donde podemos observar cómo se enseñaba a leer en las escuelas a partir de
textos del Arcipreste de Hita, Calderón de la Barca, Cervantes, Rubén Darío,
Feijoó, Góngora, Jovellanos, Pérez Galdós, Fernando de Rojas y un largo
etcétera.
El resultado ha sido la reducción
de los conocimientos generales que tienen nuestros alumnos respecto a los de
hace varias décadas, su cada vez menor capacidad reflexiva, así como el aumento
de la desatención provocado por el uso diario y continuado de las tecnologías
de la información y la comunicación.
Es así que aplicando el
sentido común de los viejos maestros y tomando como referencia las
tertulias literarias dialógicas, he retornado a los clásicos como fuente de conocimiento en mi aula,
independientemente de la asignatura que imparta. Como vemos una propuesta muy
sencilla y abalada por la ciencia*.
* Ver conferencia de Ramón Flecha: https://www.youtube.com/watch?v=6aOo79oeA24
Tertulias Literarias: https://www.youtube.com/watch?v=rmcqaOlS43I
* Ver conferencia de Ramón Flecha: https://www.youtube.com/watch?v=6aOo79oeA24
Tertulias Literarias: https://www.youtube.com/watch?v=rmcqaOlS43I
Así, primeramente fijamos como deberes una lectura semanal, que puede ser un capítulo de un libro que se leerá al completo paulatinamente o por fragmentos independientes de cualquier tema que queramos tratar. Posteriormente establecemos una sesión para dialogar y compartir sobre la lectura, en mi caso los viernes, para hacer este día especial.
Entrando en detalle, durante las sesiones en el aula, uno de los
participantes asume el papel de moderador,
que será una persona más dentro de la tertulia y no
puede imponer su opinión ni punto de vista. Su papel consiste más bien en
favorecer que todas las personas intervengan y aporten sus argumentos,
garantizar el respeto de los turnos de palabra y de todas las opiniones,
priorizando a quienes intervienen menos o les cuesta más, con el fin de que la participación
sea lo más igualitaria y diversa
posible.
Los participantes expondrán párrafos o fragmentos que hayan seleccionado, bien porque les ha llamado la atención o
les han gustado significativamente, bien porque les han traído recuerdos o suscitado alguna reflexión. Una vez explicado al resto del grupo, el moderador abre el turno de palabras para compartir opiniones y reflexiones conjuntas sobre ese mismo párrafo. Cuando se haya acabado las opiniones sobre este fragmento, se da la palabra a otra persona que quiere leer otro párrafo, y así sucesivamente en el orden de los capítulos o partes del libro.
En definitiva, se trata de compartir con el resto del grupo el sentido y las reflexiones que les han motivado esos párrafos, lo que genera un intercambio muy enriquecedor que permite una mayor profundidad en los temas y promueve la construcción de nuevos conocimientos.
(Resultaría necesario invitar a participar a todo aquel que estuviese interesado del entorno, a mayor variedad de interacciones, mucho mejor)
En definitiva, se trata de compartir con el resto del grupo el sentido y las reflexiones que les han motivado esos párrafos, lo que genera un intercambio muy enriquecedor que permite una mayor profundidad en los temas y promueve la construcción de nuevos conocimientos.
(Resultaría necesario invitar a participar a todo aquel que estuviese interesado del entorno, a mayor variedad de interacciones, mucho mejor)
La opción por los clásicos
resulta fundamental, ya que estas obras abordan las cuestiones más centrales de
la vida de las personas y por eso han permanecido en el tiempo. Además nos
ayudan a comprender la cultura y la sociedad, a reflexionar sobre el mundo y a
comprender la historia. Son obras que no pasan de moda, que siguen interesando
a las personas a través de generaciones aunque hayan sido escritas hace cientos
o incluso miles de años.
Los resultados son
muy satisfactorios, nadie quiere quedarse fuera de la tertulia, todos leen y no
sólo aprenden del área instrumental de la asignatura sino que van más allá del
argumento de las obras, conectando con cuestiones, debates y problemáticas
actuales, potenciando una reflexión crítica sobre aspectos relacionados con
nuestra sociedad, además de que se promueven nuevos conocimientos.
A modo de ejemplo, recientemente propuse leer el conocido relato de las
sirenas de La
Odisea de Homero, donde se
narra que Ulises, después de pasar una larga temporada en el palacio de Circe,
emprende definitivamente el camino a Ítaca. La lectura llevada a cabo de
manera individual por los alumnos fue compartida en una sesión, donde no solo salieron
a la luz cuestiones históricas y literarias, sino que también hubo reflexiones
interesantes acerca del significado del héroe que se enfrenta a su destino, la
cuestión del liderazgo, el propósito en la vida, la pasión de hacer las cosas,
y en definitiva de lo que es VIVIR con mayúsculas.
Otros títulos trabajados en el aula de 4º ESO (15-16 años) han sido las “Rimas y Leyendas” de Gustavo Adolfo Becquer; “Tiempos difíciles” de Charles Dickens, “Rebelión en las Granja” de George Orwell; "Juan Salvador Gaviota" de Richard Bach o“Los hijos del Trueno” de Fernando Lalana. Este último no es un clásico de la literatura universal, no obstante al tratarse de un grupo de refuerzo formado principalmente por alumnos repetidores y con escaso interés por los estudios (PR4º), fue leído a comienzos de curso con el fin de sentar las bases de las tertulias y reflexionar sobre su experiencia en la escuela.
Valga esta modesta
experiencia para despertar la curiosidad de mis colegas y comenzar a utilizar
los puntos de fuga que deja entrever nuestro sistema educativo.
Aprovechemos estas
oportunidades para retomar el rumbo hacía Ítaca, en los libros está todo el
saber, solo hay que dejarse llevar por el viento e izar bien las velas, es una
hora a la semana, donde no escucharás los cantos de sirenas de la pedagogía
moderna, ¿por qué no?
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